Una versión contemporánea del mayor ladrón de la literatura universal
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Curioso cómo una serie tan prefabricada de clichés, simpleza y situaciones improbables puede llegar a ser tan fresca, dinámica y entretenida. Posiblemente sea por el carisma y la presencia de Omar Sy, pero también por inspirarse en uno de los personajes literarios que más enamoran: Arsène Lupin, el Holmes de los ladrones, el Robin Hood francés.
Un personaje coetáneo de Sherlock, que además se convirtió en uno de los baluartes y reflejos más vivos e inmortales de la Belle Époque. El caballero ladrón. Un hombre elegante, sofisticado, embaucador, inteligente, astuto, seductor y que pese a operar al margen de la ley, no es ningún malvado. Un ejemplo exacto del antihéroe o puede que solo sea un adulto que nunca deja de jugar.
‘Los ladrones son esas figuras que intentamos evitar en la vida real pero que, dentro de la ficción, nos resultan apasionantes’. —Librotea.
Disfruté de joven con los libros de Maurice LeBlanc, con la serie manga Lupin III y ahora vuelvo a hacerlo con esta serie francesa que ha estrenado Netflix esta semana.
La serie es, con todo, mucho más ligera y menos existencial que las novelas de LeBlanc. No obstante las referencias, guiños y simbolismos nutren bastante la memoria literaria.
Omar Sy (Intocable, Mañana empieza todo) encarna a Assane Diop, un senegalés emigrante en Francia que busca venganza y redención a un hecho trágico de su infancia siguiendo el método y modo de vida del ladrón de guante blanco Arsène Lupin.
Es efectista por su escaso desarrollo de los personajes que rodean al protagonista, por la. Celeridad de la trama, por una atmósfera (música y fotografía) que combinan lo místico y lo enigmático, por una edición vistosa y por un Omar Sy que llena la cámara en todos los sentidos.
De alguna forma, el estilo estético narrativo nos recuerda a algunas series más dramáticas como Luther, pero sin perder ese banal y enérgico disfruté del cine de acción y comedia de George Pirés.
A modo flashback, vamos conociendo desde la niñez a Assane y sus motivos, para a su vez ir montando las piezas del rompecabezas que pretende construir George Kay, el creador de la serie, principal responsable también de la serie franquicia ‘Criminal‘.
En Lupin también vemos su interés por la confusión y por ir guiando al espectador por senderos que acaban siendo atajos hacia otros destinos totalmente distintos a los esperados.
Puede que no sea la mejor serie del año, ni del trimestre, ni del mes, pero es de esas series que apetecen y que no defraudan porque son lo suficientemente adictivas y entretenidas como para hacernos disfrutar de las tardes de fin de semana de nieve y frío.
Además, sus 5 episodios de 45 minutos y ese final abierto en mitad de la playa dejan una sensación de necesidad de una segunda temporada cuanto antes.
