¿Era necesaria una película de Breaking Bad?

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La pregunta comenzó a planear por los principales mentideros catódicos tan pronto como se conoció la noticia sobre un epílogo en forma de película de Breaking Bad.

Por mi parte, la primera respuesta que me vino a la cabeza fue un gran y rotundo: NO. Después del visionado de la película, aunque mantengo la misma respuesta, sí que añado una serie de matices.

Siempre he dicho que una de las cosas que hacía de Breaking Bad una de las mejores series de la historia de la televisión era su final. El equipo de guionistas tenían muy claro la historia que quería contar y el número de episodios que necesitaría para ello. De ahí que la serie no se alargase durante temporadas tan vacías como innecesarias.

Puedes leer nuestro artículo anterior: El episodio final de Breaking Bad.

El último episodio de Breaking Bad fue un episodio sublime. El cierre perfecto a una historia que nos atrapó de una manera insólita. Todo quedaba bien argumentado y justificado.

Es cierto que el la última escena dejaba un leve resquicio para la imaginación. Muchos entendieron las lágrimas de Jesse como un final triste. En mi caso, todo lo contrario. Esa carcajada desdentada y sumida en lágrimas de impotencia actuaba como el catalizador de todo el drama y la tensión que Jesse había vivido desde el momento en que decidió fabricar un poco de meta en el laboratorio de su profesor de ciencias. Un happy ending que arrojaba algo de luz a una historia dramática.

Sobre todo, era un grito de desesperación que mezclaba un poco de todo: alegría, impotencia, tristeza, ira, rabia, melancolía. Una escena final que contaba muchísimas cosas con un solo plano genial e inolvidable.

escena final breaking bad de Jesse en el coche

El camino, la película de Breaking Bad, ha querido explicarnos qué implicaba esa risa y sobre todo dos cosas más: por qué Jesse tenía tanta rabia acumulada tras el cautiverio por parte de la banda de Todd. Y qué le sucede cuando atraviesa la verja con su coche.

Ambas respuestas son contestadas de forma explícita en esta película de dos horas de duración y producidas íntegramente por Netflix. Pero, ¡qué manía les ha entrado a todos con explicarnos las cosas como si fuéramos tontos! A veces, el espectador, puede completar una determinada historia imaginando qué le sucede al protagonista. Las historias —al igual que en el mundo del arte— no tienen que ser explicadas pues corren el riesgo de perder toda su magia.

Pero, entrando en materia, la película El camino es un regalo para los maníacos de la serie Breaking Bad. Un metraje a base de guiños al más puro estilo fan service que harán las delicias de cualquiera que soñara con sumergirse en el mundo de Walter White de nuevo, aunque solo fuera durante dos horas extra.

Y es que el universo de Breaking Bad es tan amplio que permite crear estas pequeñas historias que complementan la trama principal, como ya ocurrió con la interesantísima Better Call Saul.

Eso es lo bueno de El camino, que ahonda en un pasaje muy concreto de la historia de un personaje maravilloso como Jesse, ofreciendo algunas pinceladas sobre cómo fueron las horas posteriores a su huida. Nada más. El gran acierto de Vince Gillian —el cual vuelve a encargarse por completo del proyecto— ha sido no alterar nada de la trama. Si se hubiesen incorporado nuevos personajes, nuevas historias o se hubiera realizado un giro brusco de guion; los fans no se lo hubiésemos perdonado jamás.

Así que tras ver El camino, todo sigue igual. Posiblemente no hubiera hecho falta hacer una película para eso, pero, sin duda, todos hemos disfrutado de dos horas extra para disfrutar de nuestros personajes favoritos.

Sobre todo con los nuevas y emotivas escenas rodadas ex profeso a modo de falso flashback con Bryan Cranston (Walter White), Jonathan Banks (Mike) y Krystten Ritter (Jane).

De los actores sí debemos destacar varias cosas. Por un lado, que tanto Todd como el bueno de Jesse Pinkman aparecen algo más envejecidos y entrados en carnes, lo cual genera un flagrante fallo de raccord motivado por los muchos años de diferencia entre esta secuela y el último episodio de la serie.

Por otro, el maravilloso papel que nos ha regalado el actor Robert Foster (Jackie Brown, Twin Peaks temporada 3), como ese conseguidor de cosas que trabaja en una tienda de aspiradoras. Tras ver su actuación nos ha sabido todavía peor la mala noticia de su fallecimiento, justo la misma semana del estreno de la película.

Lo cierto es que lo poquito que se muestra de las últimas horas de Jesse en su escapada hacia Alaska, funciona. Funciona muy bien. Se crean unas pequeñas tramas a modo de historia que casi se podrían entender de forma independiente. Es una pequeña historia de mafiosos y de ajuste de cuentas que funciona bien por sí misma.

Así que entre los sonados regresos de algunos personajes a modo de flashbacks, la historia sobre cómo Jesse intenta escapar de una ciudad atestada de policías y la explicación de su amargo cautiverio: El camino es una buena historia la cual nos hace recordar lo bien que lo pasábamos viendo Breaking Bad.

Jesse Pinkman —ese personaje al que tenían pensado cargarse en la primera temporada— es un superviviente y uno de los perotagonistas mejor construidos de la historia de la televisión. Una ampliación de cómo el personaje busca su camino hacia la redención al volante de un clásico Chevrolet modelo El camino de los años setenta.

Me revuelvo —desde la tranquilidad de saber que todo seguirá igual en el mundo de Jesse— al descubrir que Gillian tenía pensados algunos finales alternativos que hubieran hecho volar por los aires toda la serie.

En uno de ellos, había pensado que Jesse acabara dando con sus huesos en prisión para salvar la vida de un nuevo personaje inventado. Para Gillian, hubiera sido una forma de calmar los tormentos por todo el mal cometido. Pero, sin duda, se hubiera dinamitado todo el desenlace de la serie original.

En otro final, Jesse escribía una emotiva carta a Brock, el hijo de Andrea, la cual fue asesinada a sangre fría por Todd y sus secuaces.

Por suerte nada de eso aparece en la cinta definitiva, por suerte El camino es solo una pequeña joya que profundiza más en esa maravillosa historia que descubrimos con Breaking Bad. Al final, todo permanece igual, inalterado. Bien está lo que bien acaba…

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1 COMENTARIO

  1. Bastante de acuerdo contigo, compañero. Si Gilligan y todo el equipazo de BB se reunieron para esto es porque sintieron la necesidad de contar esta historia. Es verdad que el último plano de Jesse en el final de BB es icónico, pero un personaje tan querido bien merecía un epílogo.
    Además, como apuntas, ya solo por la presencia y papelón de Robert Forster la peli está más que justificada. Y eso por no mencionar la escena del duelo tipo western… A mí me gustado mucho.

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