Crítica de la serie Too old to die young

Primeras impresiones de Too old to die young (Demasiado viejo para morir joven)

La noche hace rato que cayó sobre Los Ángeles. Las luces de neón brillan reflectando sobre el coche patrulla. Los agentes Martin (Miles Teller, Whiplash) y Larry (Lance Gross) simplemente observan, miran al infinito apoyados en el capó. Se huele el drama, el vicio, la suciedad, algo malo está a punto de pasar, algo que lo puede cambiar todo…

Nicolas Winding Refn, el MUY (así en mayúsculas) personal director danés que nos deleitó con Drive, que nos zambulló en el submundo criminal en la trilogía Pusher o que nos dio un terrorífico paseo por la carrera de una modelo californiana en The neon demon, vuelve a la palestra con una serie (o película de 13 horas, como él mismo ha declarado) en el servicio de streaming de Amazon Prime.

Winding Refn y Ed Brubaker, creadores y guionistas de la serie, presentan un neo noir de libro con mafias, narcos mexicanos, policías corruptos y gente de la más baja calaña moral interrelacionándose en la gran urbe angelina. El danés, que ya nos llevó por los lugares más «delicados» de Los Ángeles en la mencionada Drive, se recrea en un estilo que, admitámoslo, puedes odiar o amar. También te puede gustar y que, por momentos, te llegue a exasperar. Es su marca de la casa.

Punto capital de la obra de Winding Refn es el ritmo. Aléjense aquellos que esperen un policíaco dinámico con escenas de acción y entretenimiento palomitero. En Too old to die young los personajes se toman su tiempo, muchísimo, para expresarse, ya sea verbal o físicamente. Como apuntaban desde la cuenta de Twitter del blog Las horas perdidas, los personajes tienen tiempo de tomarse un café entre línea y línea de diálogo, aportando a la historia un ritmo tan especial como extremadamente lento.

Too old to die young es una serie para recrearse, suponiendo el culmen de una hiper estilización que Winding Refn lleva años trabajando en sus anteriores trabajos. La fotografía es impresionante, los encuadres dignos de elogio, la paleta de colores variada y estimulante. Cada episodio proporciona un buen número de obras de arte, imágenes que bien podrían ser utilizadas como fondo de escritorio de nuestros ordenadores o móviles.

La música de Cliff Martínez también tiene un peso fundamental, con sus sonidos electrónicos e inquietantes, ayudando a crear una atmósfera tan atractiva como, por momentos, enrarecida y espeluznante. Es aquí donde llegan reminiscencias de Twin Peaks (tanto la original y como The Return), con la creación de espacios estéticamente cuidadísimos y de trasfondo malvado, a veces hasta surrealistas e incómodos, tan propios del maestro David Lynch.

Del reparto poco se puede decir por ahora. En el primer episodio destaca la presencia de Miles Teller en un personaje que coge el testigo de los protagonizados por Mads Mikkelsen y Ryan Gosling en anteriores filmes del cineasta danés. Un tipo duro, parco en palabras y que se dedica a pasear la cara de palo allá por donde va. Le acompañan un buen número de personajes secundarios, pero aún está por ver la aportación de actores como John Hawkes (Deadwood) o Jena Malone, inéditos en el episodio piloto.

A estas alturas Nicolas Winding Refn no engaña a nadie. Too old to die young es un corolario de todas la características que le definen como cineasta, violencia de lujo a ritmo pausado. Absolutamente todo lo apuntado en sus anteriores filmes forma parte de la serie, con un espacio aún mayor para la recreación y perfeccionamiento de su estilo. Es lo que hay, puede gustar o no, pero queda claro que el hombre es fiel a sus principios.

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7 COMENTARIOS

  1. La estética, el argumento, los personajes… todo perfecto, pero le sobra 1 hora de película al primer episodio que dura 1h y 30 minutos. Por no recortarla el director transforma lo que podría ser una obra de arte en un tostón. Me encantan las series como Snatch, películas como Reservoir Dogs… y con los juegos de luces de este director la serie lo tiene todo para ser una pasada, pero lo pierde al ser tan lenta.

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