Crítica libre de spoilers de Liga de la justicia

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De las seis acepciones que la Real Academia de la Lengua da a la palabra héroe me quedo sin duda con la que dice “en un poema o relato, personaje destacado que actúa de una manera valerosa y arriesgada”. Valor, también valores, y mucho riesgo, junto a una química estupenda, personalidad y buenrrollismo (permitidme el palabro) general es lo que ofrecen a espuertas los héroes de la Liga de la justicia, la nueva película del universo expandido de DC tras la polémica Batman v. Superman, la endeble Escuadrón suicida y la fantástica Wonder Woman.

Crítica sin spoilers de La Liga de la Justicia

La nueva película de Zack Snyder (y Joss Whedon, su mano se nota y mucho en esos ya célebres y polémicos reshoots) es como un híbrido con la herencia dramática de Batman v. Superman y la épica y potencia visual propias del cine de Snyder con un tono mucho más ligero y hasta familiar. A pesar de tener un trasfondo de lo más apocalíptico (ya sabéis, el fin del mundo y esas cosas de las que nos tienen que salvar los héroes), la película va caminando todo el tiempo en el alambre entre lo trágico y lo desinhibido, no terminándose de decidir nunca por un tipo de película u otro.

Esto nos da un curioso 2×1, en el que las escenas épicas y emocionantes se solapan con ingeniosos diálogos, algunos chascarrillos más acertados que otros y algunos momentos también que pueden llegar a descolocar. La buena noticia es que el cóctel más o menos funciona en líneas generales, deparando sus dos horitas justas de diversión, emociones, personajes cool y algunos momentazos que despiertan a nuestro niño interior.

El auténtico triunfo de Liga de la justicia reside en sus personajes principales, en ese variopinto grupo de héroes y en una interacción que destila cercanía, admiración y diversión. Esa es la palabra mágica que define a esta película, porque es de las más divertidas de un género al que precisamente se le pide eso. No hay en este film vocación alguna por innovar ni arriesgar un ápice (eso ya se agotó con Batman v. Superman, cortándole después las alas a Snyder), la trama aquí es sencillita, lineal, enriquecida eso sí con la consecuencias argumentales provenientes de las películas anteriores, pero dejando todo el peso a los personajes y su carisma.

Es muy complicado quedarse con uno favorito: Ben Affleck sigue siendo un Batman / Bruce Wayne de libro (mejor dicho, de cómic), Gal Gadot es maravillosa hasta cuando se ve de refilón, el Flash de Ezra Miller es un fan pasándoselo como un crío “jugando” con los mayores (quiero su peli ya), Ray Fisher y su Cyborg sorprende con más profundidad de lo esperado, y Jason Momoa me ha vendido su Aquaman badass, un personaje hecho para molar. Se advierte pasión y entusiasmo en el reparto, cosa que se transmite al espectador, que te hace partícipe de la vorágine de bichos y destrucción en la que se ven envueltos. Y bueno, no voy a decir mucho, pero Henry Cavill (a pesar de los remiendos cutres por el tema del bigote) es el mejor Superman que podemos tener.

En cambio es muy sencillo resaltar al personaje más flojo, más en una película de superhérores (mal endémico que debería solucionarse cuanto antes), y es que Steppenwolf, el villano de la función, no puede ser más típico ni falto de personalidad (su horrendo diseño 100% CGI tampoco ayuda). Es el resorte que activa la trama y provoca la unión del gran grupo de superhéroes, pero su papel no es más que el de un gigantón cabreado que lo quiere arrasar todo. Cumple su función sin más, pero se echa en falta un personaje más potente, a la altura de los héroes.

Liga de la justicia es sencilla y directa, un buen divertimento que coloca en primera línea a unos héroes con carisma y corazón, que se nutre de múltiples referencias del mundo del cómic y los clásicos films de Donner y Burton, pero a la que se le nota y mucho que es hija de dos padres (se diferencian a la perfección las escenas de Snyder y las de Whedon). En definitiva, una película palomitera y sin pretensiones fabricada para pasárselo en grande, para dejar problemas en la puerta de la sala y dejarse llevar por la emoción y la épica de los héroes.

«No tengo que entender este mundo. Tengo que salvarlo»- Bruce Wayne.

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