Naces. Creces en una buena familia. Creces junto a buenos amigos. Creces feliz. Y cuando todo parece ir bien, descubres algo que podría cambiarlo todo. Algo que podría desmoronar completamente tu vida, ya que todo lo que has vivido es una farsa.

De esta forma podríamos resumir la trama de El show de Truman, película de 1998 y una de las obras más famosas del director Peter Weir, la cual obtuvo 3 globos de Oro y sendas nominaciones para los Oscar.

Truman es un hombre normal, que vive una vida rutinaria en un pequeño pueblo. Considera que es una persona más de este enorme mundo. Sin embargo, es una de las personas más famosas del mundo, ya que millones de personas han visto todo lo que le ha sucedido desde su nacimiento.

La realidad de Truman es una gran farsa. Vive en un gran decorado, construido en la ciudad de Los Ángeles, para simular un pueblo normal en cualquier lugar de los Estados Unidos. Miles de cámaras captan todo lo que sucede alrededor de nuestro protagonista. Cientos de extras hacen las veces de vecinos y personas con las que Truman se encuentra día a día por la calle. Decenas de personas se encargan de dirigir todos y cada uno de los eventos que se van produciendo día a día. Y una persona está al mando de este gran proyecto y experimento, considerándose a sí mismo como el «padre» de Truman.

Mientras esto sucede, literalmente, todo el mundo sigue la vida de Truman, Son varias las veces en las que se nos muestran a los espectadores, que siguen el programa en cualquier lugar, incluso en el baño de sus casas. Todo esto se muestra como lo que es, un relato de ficción. Pero, ¿acaso no hace lo mismo nuestra sociedad cuando día tras día nos sentamos a ver programas de televisión en los que se nos cuenta la vida de otras personas, en lugar de vivir nuestra propia vida?

Sinceramente, ver a Jim Carrey en un papel serio resulta muy reconfortante. Sin lugar a dudas, mis películas favoritas de este actor son esta y Olvidate de mí, ya que llega al espectador sin necesidad de buscar su risa. Y es que estos papeles no le sientan nada mal. Esto, unido al relato que se nos presenta, nos deja una película bastante buena, que realmente todo el mundo debería ver.

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2 COMENTARIOS

  1. A mí también me gusta Jim Carrey en papeles serios, más que en comedias donde a veces lo encuentro un poco sobre actuado. Respecto al Show de Truman, creo que cada vez se parece más a la vida real: en cualquier ciudad o pueblo de tamaño mediano estamos rodeados de cámaras de seguridad que graban cómo nos desplazamos de un lugar a otro, el gps de nuestros teléfonos móviles nos hace localizables y señala dónde estamos, nuestras tablets y ordenadores delatan nuestra ubicación…
    Un saludo.

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