Análisis y crítica de La tercera parte del Planeta de los Simios

Por fin pude ver ayer el estreno mundial de La Guerra del Planeta de los Simios, y como cabía esperar esta tercera entrega de la saga que sirve de precuela a la película original (y por ende también a de Burton) cierra un magnífico círculo que ya se abrió con la primera parte El Origen del Planeta de los Simios.

Y digo círculo, a saber, círculo virtuoso, porque esta tercera entrega del planeta de los Simios sirve para cerrar todas las tramas y caminos que se abrió con la primera cinta de la saga, y además enlaza con elegancia y perfección con las pelis originales. Sin seguir un homenaje casi desesperante como en el Episodio VII de Star Wars, que parecía más preocupada de rendir pleitesia en cada plano, a la faraónica obra salida del imaginario creativo de George Lucas.

No, la Guerra del Planeta de los Simios simplemente quiere cerrar una saga digna de admiración y preparar el terreno (de hecho preparado de forma literal) para los acontecimientos que vemos en las películas antiguas, en las que una extraña civilización de simios ocupa el planeta en un paisaje árido, construyendo una sociedad nueva, que posiblemente cometerá los mismos errores que la humana.

Un sencillo cebo para los que seguimos revisando las pelis originales de finales de los ’60 y quien sabe, si una forma de cebar a las nuevas generaciones de telespectadores, que quizá ahora tengan una excusa más para visitar estas películas, sobre todo la primera y original «El Planeta de los Simios» (Franklin Schaffner, 1968) que supusieron una revolución en la ciencia ficción del momento.

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El planeta de los simios original

Las sagas originales

Y es que lo que parecía una saga denostada y prácticamente esquilmada, se ha convertido casi sin hacer ruido en una renovada trilogía de culto, que nos distraía en las horas muertas de los últimos veranos, y que eclipsaba cualquier otro taquillazo veraniego, de esos que colman las salas de cine, más proclives a pelis de poco lustre, destinadas a niños o a superhéroes ¡Oh sí, se me ha colado un superhéroe en mi sopa, señora!

No olvidemos, que en los años ’70 se intentó por todos los medios aprovechar el tirón mediático y las buenas críticas que cosechó la primera visita al planeta de los Simios, con toda una suerte de productos que buscaban el mismo fin, y que además encontraron el mismo final: el más absoluto de los fracasos.

La primera secuela fue el «Regreso al Planeta de los Simios» una bizarra segunda parte, en la que se repite la estructura de la original y en la que aparece toda una caterva de extraños hombres mutantes con poderes psíquicos que viven en las profundidades del metro de Nueva York. Algo tuvo que sospechar Charlton Heston para (por una vez en su vida) decidir colgar el rifle y salir por patas del proyecto, de hecho, sólo aparece en esta segunda parte en contadas ocasiones, y ya nunca más lo volvería a hacer.

Y después de estas llegaron otras muchas, que no hicieron más que mancillar el buen nombre de la original y hacer tambalear al mismísimo género de la Ci-Fi por añadidura: «La Rebelión de los Simios» (1972), «La batalla por el planeta de los Simios» (1973).

No contentos con eso, se lanzó una serie de televisión que tuvo que ser cancelada por falta de audiencia, ya que esta se limitaba a mirar hacia otro lado cuando aparecía cualquier nuevo producto relacionado con simios, vamos que básicamente les salían por las orejas. No contentos con el fracaso de la serie, se lanzó una serie de animación, inspirada a su vez en una colección de cómics que sólo han servido para revalorizarse en el mercado de segunda mano si los encuentras atrapados en sus envoltorios de plástico original.

Incluso el experimento de Tim Burton pasó sin pena ni gloria en 2001, salvo por mostrar a una Nova (rebautizada como Daena) realmente exhuberante e interpretada por la actriz Estella Warren, y contar con un elenco de altura encabezado por Paul Giamatti, Tim Roth y la omnipresente en su filmografía Helena Boham Carter. Quizá el no contar por una vez con Johnny Deep, y poner en su lugar al siempre gris Mark Whalberg tienen buena culpa de ello.

Rubia del planeta de los simios

La nueva trilogía

Así que pocas sagas estaban tan enterradas como esta protagonizada por simios inteligentes, parecía impensable que se pudiera resucitar, hasta que llegó el bueno de Rupert Wyatt en 2011 para intentar explicarnos el por qué de ese planeta tierra habitado por simios, y lo cierto es que la explicación es realmente buena y supo captar la intriga del público y el respeto del público. Quizá esta primera cinta, aunque brillante es la más plana de las tres, y estuvo interpretada por un soberbio James Franco, que experimenta una cura para el alzheimer con su mascota, un pequeño e inocente monito llamado César.

Este experimento acarrea una reacción en cadena, que deriva en un virus que atenta contra la vida de los humanos, y como hemos descubierto en esta última entrega, a los que no mata les va corroyendo por dentro, hasta quitarles los valores más importantes del ser humano como son la inteligencia y el habla.

Después vino Matthew Reeves a terminar la saga con las dos últimas entregas y darle un toque más oscuro y apocalíptico que le han dado el broche final a este relanzamiento, todo un acierto, sin duda alguna. Los futuros distópicos están de moda, es algo que engancha al espectador, y Reeves supo verlo mejor que nadie.

Además, en la segunda cinta, emprende ese viaje del héroe, en el que conocemos más a César, sus miedos y obsesiones, en definitiva, el punto de partida para entender las motivaciones que le llevarán a actuar en la tercera parte. La muerte de algunos seres queridos, la violencia del humano y su batalla por un simio (Koba) que encarna ese ansia de poder que tanto detesta César, una cualidad demasiado humana como para pasarla por alto.

Quizá sólo se echan en falta más referencias a Will Rodman (el personaje de James Franco) pues al fin y al cabo, debería existir un vínculo más fuerte con César y el que había sido su cariñoso amo al principio. Ay amigo Franco, contigo sí que empezó todo…

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La Guerra del Planeta de los Simios

Entremos en materia, sobre la crítica de La Guerra del Planeta de los Simios. Lo que está claro es que la que parecía que iba a ser la más violenta y movida de todas, si atendíamos al título «La Guerra del Planeta de los Simios» y por el tráiler en el que los simios y humanos combatían hasta la extenuación por la supervivencia de sus respectivas razas, es en realidad, la más calmada y reflexiva. En definitiva, un viaje interior e iniciático del simio protagonista César, interpretado de nuevo por Andy Serkis: Gollum, King Kong -para cuando un Oscar para este señor embutido en trajes verdes- y de todo su Pueblo de simios.

Una aventura hacia la tierra prometida, visto a través de los preciosos, azules y vidriosos ojos de una niña, sí, la Nova de las sagas antiguas, de las que por fin sabemos por qué ha perdido el habla, tanto ella, como la mayoría de la raza humana. Y como es obvio, por culpa de un maldito virus, algo que hemos visto tantas veces en el cine, pero en esta ocasión un virus creado por el propio hombre, en sus esfuerzos por querer jugar a ser Dios.

cesar la guerra del planeta de los simios

El final de la saga (spoilers)

Y es que en esa épica batalla final, realmente los simios no arrojan ni una maldita piedra o flecha, simplemente se limitan a escapar de las garras del ser humano y a presenciar con estupor, como el hombre se aniquila a si mismo, en nueva guerra estúpida motivada por los egos y las ansias de poder. Los pocos humanos que quedan en la tierra luchan hasta la muerte entre ellos mismos.

Momentos épicos de esta La Guerra del Planeta de Los Simios, como la batalla inicial o los claros guiños a los regímenes autoritarios, como los del nazismo son una carta de presentación potente, que sirve para sentar las bases de lo que veremos al final. Como siempre, un Woody Harrelson espectacular, que encarna a un personaje de esos que dan esplendor a la filmografía de un actor.

Eso es lo que realmente trasciende y subyace de esta última entrega, y que queda de manifiesto ahora más que nunca, el hombre es un lobo para el hombre. Y por si quedaba algún humano vivo con esperanzas de comprender lo que estaba ocurriendo en el planeta, los guionistas se encargan de eliminarlo con un impresionante momento «Deus Ex Machina» en que al fin y al cabo, lo que prevalece es la fuerza de la Madre Tierra buscando su justo equilibrio.

En definitiva en este tipo de películas, se reflexiona sobre el papel del ser humano, cómo reacciona en situaciones extremas y de crisis moral. Como el Hombre se ha convertido en su enemigo más peligroso para él mismo. Se intenta retratar el comportamiento de la civilización, y lo cierto, es que en estas comparaciones, incluso con simios, el hombre siempre sale mal parado…

Escena de la playa en la guerra del planeta de los simios

Tráiler subtitulado La Guerra del Planeta de los Simios

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