Serie The Booth and the end de Netflix

Hoy vamos a realizar la crítica sin spoiler de The Booth and the end, una serie de culto, producción propia de FX y difundida al resto de países a través de Netflix. Recuerda que nuestras críticas nunca contienen spoilers, y que puedes leerlas todas en nuestra sección: Críticas de series.

Lo primero que llama la atención de la serie The booth at the end es que transcurre en una única localización: una cafetería cualquiera de Estados Unidos. En una de sus mesas, un hombre ojea un viejo libro día y noche mientras se entrevista con personas de todo tipo: policías en apuros, delincuentes juveniles, monjas, artistas, ancianos o madres de familia adineradas.

En The Booth and the end, algunos inician la conversación a través de una contraseña “dicen que el bocadillo de pastrami de aquí está muy rico”. Otros le preguntan directamente a bocajarro: «¿usted es el hombre que concede deseos?» Entonces, entre la curiosidad y la desesperación, la gente expone sus mayores deseos: riqueza, amor, talento, salud para un ser querido o escuchar a Dios, entre otras peticiones. La respuesta que encuentran del hombre del libro es siempre la misma: “se puede obtener. ¿Quiere que hagamos un trato?”.

Después de escuchar la petición, el hombre ojea el libro y, con rostro neutro como si el bien y el mal no existieran, propone a  su interlocutor una acción extrema que desafíe su ética y su moral: desde tener interacciones sexuales con desconocidos a colocar una bomba que cause una masacre, pasando por hacer feliz a un extraño o convertirse en el ángel guardián de una niña.

Ante la indignación de sus interlocutores, el hombre no parece alterarse ni tener especial interés porque sus exigencias se lleven a cabo: “yo no le estoy pidiendo que haga nada. Le estoy diciendo que, si hace esto, seguro que su deseo se cumple, aunque también podría cumplirse igualmente si usted no hace nada” dice con pasmosa neutralidad este ser, del cual dudamos por momentos si podría ser un ángel, un demonio, un genio o un intermediario del destino.

Para que el deseo se cumpla, solo queda una parte esencial del trato; es obligatorio ir a verle a la cafetería con frecuencia para contarle, con pelos y señales, cómo preparan la acción que el libro les ha pedido, y cómo esos pasos les van llevando poco a poco a alcanzar su deseo. “Los detalles lo son todo”, afirma continuamente mientras apunta en su libro cada palabra.

Desde mi punto de vista, The booth at the end es un raro espécimen digno de admiración: en un mundo tan saturado de efectos visuales donde cualquier historia, mejor o peor hilada, es solo la excusa de turno para bombardear  la retina humana de formas y colores imposibles hasta llegar al mareo, este ejercicio de puro diálogo merece admiración por su valentía.

Si a esto le sumamos una buena historia, un buen grupo de actores, tramas emocionantes y originales, personajes llevados al extremo de su ética y una ausencia de moralina, conseguimos una mezcla perfecta para satisfacer el paladar intelectual de los serieadictos más exigentes que ahora podéis encontrar en el catálogo de series de Netflix.

Tráiler de la serie The Booth and the end

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3 COMENTARIOS

  1. Leí la crítica y me imaginé que me gustaría la serie, pero es más que eso, estoy jodidamente enganchado. Me encanta. Por fin algo diferente

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