Analizamos la película de Netflix: Máquina de Guerra

Acartonada y algo patética me ha parecido a groso modo Máquina de guerra, la nueva película que lanza Netflix, dirigida por David Michod y protagonizada por un Brad Pitt caricaturizado. Lo cual no quiere decir que sea un desastre de cinta. Me explico:

Partiendo de la base de que la vejez no le está sentando del todo mal, estéticamente hablando, al señor Pitt y que las canas le favorecen bastante, creo que este papel que ha tenido que representar en esta película -sin desmerecer su interpretación- le hubiese venido mejor a otro tipo de actores. Véase John Goodman, Alec Baldwin, Robert de Niro o incluso Russell Crowe si me apuras.

El perfil caricaturesco tanto en la personalidad como en la gestualidad con el que ha dotado al personaje provoca que se vea demasiado forzada la interpretación. De loco, esquizofrénico, tipo duro o inquieto, como ya hemos visto en otros filmes suyos, le viene que ni pintado; pero este rol más disparatado mezclado con un carácter rudo y decidido propio de un general del ejército americano curtido, pues chirría un tanto. A la vista está que ese rollo paródico tan extremo le sienta bastante mejor a otro de los actores del reparto como es Ben Kingsley. En Brad, sin embargo, hay momentos de genialidad que interfieren en medio de otros de patetismo absoluto. No obstante, conseguir tener esa cara de estreñido tan impostada durante todo el rodaje también tiene su mérito.

Puedes leer otros análisis de pelis en nuestra sección: Críticas de películas.

Aclarada mi postura ante el principal atractivo del reparto, continuaré apuntando como detalle principal a destacar que la película es un híbrido entre una sátira que roza lo cómico y una alegoría que trata de enviarnos un mensaje claro de lo que supone el enloquecido y articulado mecanismo que controla todo conflicto bélico.

La trama nos sitúa en Afganistán, en 2009, con un grupo de soldados de diferentes nacionalidades comandados por un afamado general americano al cual se le encomienda la misión de ganar una guerra que su propio gobierno da por finiquitada. En torno a eso, el director Michod -que venía de un par de filmes de un registro totalmente diferentes- trata de entregarnos un rodaje y desarrollo original y sorpresivo, pero lo único que consigue es desmerecer un guión aparentemente bueno (adaptación de la novela de Michael Hastings) y que te deja algo perplejo, aunque de repente al final de la película se les ocurra marcarse un Cameo de dos pares de bemoles. Eso sí, con esa aparición se demuestra lo que decía sobre el papel que ha interpretado Brad Pitt.

Durante el desarrollo, encontramos muchos saltos de escenas y situaciones aisladas que a veces tienen un sentido claro y otras no. En ocasiones son brillantes y en otras totalmente innecesarias. A mitad del film comienza a desaparecer sutilmente el sentido satírico en pos de un drama con más crudeza moral, con más dolor, violencia, acción y demás ingredientes propios de un metraje ambientado en un contexto bélico.

Por otro lado, la banda sonora no me gusta nada. Creo que es baratera y no aporta nada en casi ningún momento. Eso sí, a veces me recordaba a esas sutiles BSO de los años 50 que constantemente acarician de fondo las escenas.

En fin, como en todo conflicto armado: “si no puedes ganar la guerra que estás librando, pues evidentemente largas al tío que no la está ganando y traes a otro en su puesto”. O al menos eso dicen en la película.

NOTA: Es un sí pero no, una cosa que parece pero no, algo raro y confuso de catalogar y puntuar. Le doy un 5 sobre 10 por aquello de.

Puedes seguir a Víctor Mirete en su web: www.vicmanproductions.blogspot.com

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