Análisis de la temporada 4 de Mayans
En la locura por controlar el mercado de las plataformas de streaming, que una serie como Mayans, perteneciente al canal norteamericano siga en emisión con cuatro temporadas es casi un milagro. Hoy rendimos homenaje y valoramos la serie con esta crítica de la temporada 4 de Mayans.
Decimos que es un milagro su mantenimiento en antena porque si algo ha dejado tras de sí la guerra de plataformas es el gusto por las cancelaciones y las apuestas seguras. Mayans, en cambio, es un gusto adquirido, no apto para todo el público.
La ficción de FX trató de recoger a los hermanos espectadores que alucinaron con Sons of Anarchy, huérfanos (literalmente) tras el final de la serie.
Mayans comenzó con muchos problemas: estar a la sombra continua de la serie original, los problemas con Kurt Sutter (creador y director de ambas series), el cual abandonó —o más bien fue despedido— el proyecto en la segunda temporada por sus continuos desaires al equipo y sus idas de olla durante los rodajes.
Además, la serie comenzaba titubeante, empecinada en ahondar en tramas relacionadas con carteles mexicanos y en personajes que no interesaban a nadie.
Mayans no debería tratar de carteles, revoluciones ni culebrones varios, para eso ya tenemos otras ficciones como Narcos. Mayans es la serie que narra las peripecias del club de motos rival de los Hijos de la anarquía. Punto.
Así que tras varios cambios en la sala de guiones y en la producción de la serie, con cambio de opening incluido, al fin en los últimos momentos de la tercera temporada nos ofrecieron lo que nos habían prometido: motos y guerras entre clubs rivales.
Mayans vuelve a los orígenes en su rivalidad son los Sons of Anarchy
La cuarta temporada deja de manifiesto el cambio de rumbo de la serie: por fin la trama principal se basa en la guerra entre los Mayans y los Hijos de la anarquía.
Vamos que ahora sí, después de 4 años, la ficción ofrece lo que nos aseguraron que sería: un spinoff de Sons of Anarchy en toda regla.
Por si fuera poco, Mayans goza del respaldo del público en la cadena FX, por lo que este verano se anunció la renovación para una quinta temporada. La serie se puede ver también a través de HBO Max y Disney+.
Mayans ha sido renovada para una quinta temporada.
Ez desciende a los infiernos (spoilers)
El nuevo showrunner de la serie está virando el rumbo a tiempo, me sabe mal por Kurt Sutter, creador absoluto del universo motero (el cual ya se la pegó con la infumable ficción medieval The Bastard Executioner), pero Elgin James ha sabido realizar algo tan sencillo como ofrecer a la audiencia lo que quiere. Nada más.
Por el camino liquida a personajes horribles que no conectaban con la audiencia (al fin han acabado con Coco y sus tramas de drogadicción), se limpian de un plumazo toda la trama del clan de Los Galindo (no soporto a ninguno de esos personajes y me la trae al fresco lo que les pase), se crean tensiones dentro de los propios Mayans de Santo Padre y de nuevo, surge la amenaza de desmembrar el club desde dentro a través de supuestos topos y el FBI.
Empezamos a conocer a los auténticos moteros que conforman el club. Algunos de ellos absurdamente desdibujados y sin ningún tipo de trasfondo ni historia. Tras cuatro temporadas puedo llamarlos por su nombre, comienzo a descubrirlos y a interesarme por sus miedos, anhelos y deseos.
Tras Jax Teller, que ostentaba un trasfondo de buen tipo, empeñado en orientar al club SAMCRO hacia el buen camino, parecía que EZ Reyes repetiría el mismo patrón, lo cual podría convertirse en una reiteración innecesaria.
Pero los creadores de Mayans no quieren caer en errores del pasado, así que le han dado un radical giro al personaje de EZ. En esta cuarta temporada poco o nada queda de ese chico listo, casi superdotado (¡mentalmente!) y de buen corazón que cae en el club de moteros de los Mayans casi que por casualidad y una malinterpretada lealtad con su hermano.
No, en la cuarta temporada de Mayans, EZ se convierte en un personaje realmente oscuro y siniestro capaz de cargarse a cualquiera que se entrometa en su camino.
Quizás el viaje de EZ Reyes ha sido demasiado abrupto. Le ha faltado cabalgar sobre un dragón en lugar de una harley para convertirse en una Khalesii con chaleco.
Pero sus motivaciones son en cierto modo entendibles. El papel de chico bueno y bondadoso respondía más a los titánicos esfuerzos de su padre por aplastar al monstruo que llevaba dentro. Excesivamente verbalizado: EZ era realmente el hermano demoníaco y Ángel el hermano bueno.
Ez es un asesino despiadado —igual que en su día lo fue su padre—. En cambio, su hermano Ángel, al que presumíamos como el descerebrado y villano, ha heredado el corazón apacible de su fallecida madre, enmascarado por una pátina de tatuajes y cigarrillos que no engaña a nadie.
Quizás la elección del nombre no es casualidad, estando ante uno de los mayores spoilers de la historia televisiva reciente (con permiso de Devs). Ezequiel es el profeta que tuvo que difundir la palabra durante el destierro en el desierto, cuyas visiones místicas trataron de eliminar a los falsos ídolos e instaurar el verdadero mensaje. Allá cada cual en sus interpretaciones bíblicas.
El punto de inflexión en el que Ez se carga a la buena de Gabi, su exnovia, rompe todos los lazos con el lado bueno —o menos malo— del personaje. Una escena formidable e inesperada que relata lo bien que se está encauzando la serie en la actualidad.
Poco queda del novato (prospect) que veíamos en las primeras temporadas. El distanciamiento con Jax Teller parece irremediable —y de paso con todo lo que apeste a Kurt Sutter—. Este personaje ansía convertirse en Presidente y gobernar con mano dura a sus lacayos.
Así pues, en unos episodios finales de infarto, Ez realiza una maniobra ingeniosa para acabar con El Padrino, el cual abogaba por llevar al club hacia la legalidad y la paz, dejar a Bishop en segundo plano tras utilizarlo vilmente, para quedarse al frente de los Mayans de Santo Padre, con el único objetivo de sembrar el terror y exterminar a cuantos Hijos de la anarquía queden sobre el asfalto.
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