Compartimento nº 6: Crítica sin spoilers de la película
Título: Compartimento nº 6
País: Finlandia
Director: Juho Kuosmanen
Fecha: 2021
[yasr_overall_rating size=»large»]
Descubre más películas en nuestra sección especial: Cine Europeo e indie.
El finlandés Juho Kuosmanen vuelve a maravillarnos con una película tras su interesante cinta de debut: El día más feliz en la vida de Olli Mäki (2016). En esta ocasión, Compartimento nº 6 nos regala un viaje por los páramos fríos de Rusia a bordo de un tren.
Ganadora del Gran Premio del Jurado en el Festival de Cannes y nominada a mejor película extranjera en los Globos de Oro.
Compartimento nº 6 no es una película de amor al estilo que Hollywood nos intenta vender a la primera ocasión. Es una excelente historia, narrada de forma académica, que nos transporta a un pequeño cuento protagonizado por una pareja tan improbable como compleja. Una belleza visual cargada de melancolía, remarcada por los paisajes nevados de la estepa rusa.
Una historia profunda con una escena de arranque en la que vemos una fiesta de intelectuales que charlan sobre literatura y arte, al más puro estilo de Éric Rohmer. Pero, quizás esa intelectualidad impostada y trasnochada sea el único momento de alivio de la profundidad real que veremos en nuestra pareja protagonista.
Solo un atestado tren de largo recorrido ruso, en el que el olor a pies y el humo del tabaco se funden en una densa atmósfera, podría juntar a dos personajes tan perdidos como lo son nuestros protagonistas.
Laura (una estudiante de historia escandinava) y Lyokha (un aguerrido minero ruso). Ambos interpretados de forma brillante por los desconocidos y talentosos Seidi Haarla y Yuri Aleksándrovich; los cuales aumentan el magnetismo del espectador conforme avanza el metraje, sin dudar echarse a sus espaldas toda la responsabilidad del film.
Ambos viajan en el mítico transiberiano hacia una tierra dejada de la mano de Dios, hacia los últimos confines del mundo. Ella lo hace para descubrir unas representaciones artísticas del neolítico, él para buscar trabajo y seguir ahorrando para cumplir su sueño: montar un despacho. ¿De qué? Solo Lyokha lo sabe, o posiblemente no. Este no es el típico sueño americano, desde luego.
La casualidad quiere que ambos compartan cabina dentro del tren. Comenzando un interesante juego de improbabilidades, cada uno con un trasfondo y un horizonte muy distinto, aunque ambos perdidos y en horas bajas, quizás a punto de romperse por dentro, de tocar fondo. Las necesidades crean extraños compañeros de viaje.
Esta road movie tiene una fotografía espectacular, la cual resalta esa belleza que solo se puede encontrar en los lugares más comunes y en apariencia poco atractivos. No lugares o lugares negativos, esto es, lugares en los que nunca pasa nada: una estación de tren en un remoto pueblo de nombre impronunciable, un bosque nevado y nocturno al que admirar desde la seguridad de la ventanilla del compartimento.
Ambos, Laura y Lyokha, han sufrido. Les da miedo comenzar a rehacer sus vidas, aunque posiblemente ni se hayan planteado si deben hacerlo. Tan solo quieren estar juntos. Existe una fuerza que por tratarse de personas opuestas, termina atrayéndolos, al menos mientras dure ese viaje. Haista vittu…
