El onanismo de Zack Snyder

El pasado 18 de marzo HBO Max estrenó en todo el mundo la esperada versión del director de La liga de la Justicia, Zack Snyder. Una estrategia comercial que ya venía forjándose desde hace años desde la plataforma. De modo que ya podemos verla en HBO, en 4:3, para disfrutar un poco más del montaje del director.

El Snyder Cut es un ejercicio de onanismo cinematográfico de colosales dimensiones

Cuatro años preguntándonos por qué el buque insignia del DCEU (Universo cinematográfico de DC) de Warner era el mayor de los desastres de la franquicia. Cuatro años especulando con cómo hubiese sido el corte real del director original. Cuatro años esperando ver la realidad de esas incertidumbres.

Quizá el mayor error de Warner fue querer ser un Marvel más oscuro, cuando lo que tenía que ser era simplemente un Warner DC, con sus aciertos y con sus errores. Esta vez, y pese a todas las dificultades y compromisos que complicaban el proyecto, lo han conseguido. Para bien o para mal, vemos DC, Warner y sobre todo a Snyder.

El Snyder Cut es un ejercicio de onanismo cinematográfico de colosales dimensiones en donde el director original de la película se ha desquitado. Se ha desquitado de la negativa y las limitaciones de Warner sobre su propuesta, se ha desecho del montaje del marvelita Joss Whedon (Director de Los Vengadores 1 y 2) y ha rendido el tributo correspondiente a su hija.

Recordemos que en mayo de 2017 Zack Snyder dimitió del proyecto pese haber intentado mantenerse al frente como modo de distracción tras el suicidio de su hija Autumn. Su madre (y esposa de Snyder) Deborah Snyder, productora de Justice League, también abandonó el proyecto.

Puedes saber más sobre el proyecto en esta noticia anterior: ¿Qué es el Snyder Cut?

Zack Snyder

Warner puso entonces al frente de la magna película a Whedon, para reescribir el guion y realizar nuevas grabaciones, utilizando este para ello tan solo el 10% del metraje que había grabado Snyder, y así confeccionar una cinta que solo podía durar dos horas según los ejecutivos de Warner.

Lo que acabó sucediendo tras su estreno a finales de 2017 ya lo sabemos todos. Un fracaso estrepitoso de crítica y taquilla en todo el mundo que no cumplió las expectativas de prácticamente nadie, y provocando serias dudas sobre la continuidad de una franquicia que cada vez estaba más denostada y martillada por el avance imparable de The Avengers.

Lo que El hombre de Acero había abierto con grandes esperanzas lo fue destruyendo Batman Vs Superman y El Escuadrón Suicida. La llegada de la Mujer Maravilla también en 2017 avivó las esperanzas, pero todo volvió a derrumbarse con El amanecer de la Liga de la Justicia.

Desde entonces, Aquaman y Shazam se convirtieron el paliativos de un Universo que cada vez se estrechaba más, espoleado de nuevo en el año de la pandemia por malogrados estrenos como Aves de Presa y Wonder Woman 1984 que no sirvieron más que para reafirmar la posible desaparición de la franquicia; que también veía cómo Cavill (Superman) y Affleck (Batman) se alejaban de la continuidad de los proyectos.

Pero… Snyder ha vuelto, y, más allá de su masturbación mediática, sea quizá la punta de lanza para un nuevo renacer de DC. Sea este estreno mundial de HBO Max quizá la bandera que vuelva a devolver la esencia perdida de lo que siempre debió ser el DCEU. Sea este un corte oportuno, en un momento oportuno y en las condiciones oportunas para volver a poner a Warner en la carrera de los Superhéroes.

En un año sin grandes megaproducciones, Justice League es un oásis en medio de un desierto

Sea como fuere, lo que tenemos es un larguísimo metraje de casi cuatro horas que bien podría ser una miniserie de seis episodios más epílogo, en donde la estructura narrativa y argumental se extiende enormemente; y la estética visual y narrativa recupera la solemnidad y oscuridad de El hombre de Acero.

Es una película, por qué no decirlo, «intensita» (robándole este término al bueno de Alfonso Gutiérrez Caro), en donde hay un despliegue digital infinito, un apabullante metraje de acción, una carga emocional convencional pero elevada y un recorrido de personajes mucho más melodramático.

Aunque hay cierta ridiculez en algunos aspectos y otras costuras están cogidas con pinzas, es muy difícil (para quienes amamos de alguna forma este tipo de cine e historias) no dejarse llevar por el embrujo de Snyder y de los personajes más míticos de los DC Comic.

No hay excesiva profundidad en las tramas ni en las subtramas. Este filme y este guion recupera los patrones convencionales de los cómics y cede la profundidad al tratamiento estético y al aura que desprende su mensaje. Snyder crea una atmósfera fantásticamente terrenal y sombría en donde el mal y el bien están entrelazados y delimitados.

De alguna forma, esta historia es la historia de la humanidad y sus creencias. Es la historia de los Dioses y de cómo estos encajan en la vida de los seres humanos. Es posiblemente una metáfora de lo mejor y de lo peor de cada uno de nosotros, de nuestra capacidad para hacer el mal y para hacer el bien.

No es que quiera hacernos pensar demasiado, pero nos recuerda unidos somos más fuertes, que ninguno de nosotros es mejor que todos juntos, que la fe no es creer en un dios sino en su inspiración y que el liderazgo solo es posible desde la humildad. Pero, en el ambiguo devenir de nuestro futuro, nos recuerda que

«Este mundo está dividido. Son una especie primitiva. No han evolucionado y están en guerra entre ellos. Demasiado separados para ser uno».

Steppenwolf a DeSaad 

Al menos, esas son las minucias que quiero sacar yo de las pinceladas que dibujan los personajes. El mayor pero, el de siempre ¨(a mi parecer) con DCEU: Los villanos. Ni Steppenwolf ni Darkseid acaban de irrumpir con la fuerza que por ejemplo Thanos hizo en Marvel. Las sutiles e insinuantes apariciones de Luthor y Joker son casi mejores que los malvados seres oscuros provenientes de otros mundos.

En cuanto al reparto actoral, todos han mejorado y ampliado sus apariciones respecto a la anterior versión, creando notorias variaciones en el guion, sobre todo en el último tramo. Y quedan también en la agradecida retina del espectador esas incorporaciones ‘inesperadas’ y pequeñas sorpresitas que atisban nuevas tramas y futuribles proyectos cinematográficos de la franquicia.

Pero, como ya sabréis todos aquellos que me conozcan un poco, para mí, la clave de todo es Lois Lane. Siempre lo fue, siempre lo será mientras Amy Adams vista el traje de periodista del Daily Planet y evite que Superman olvide que es Clark Joseph Kent.

Trailer del Snyder Cut

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