Movistar+ estrena la esperada adaptación de Dime quién soy

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Movida por sus ideales por la pasión y la rebeldía, Amelia Garayoa es capaz de abandonar todo cuanto tiene una y otra vez en busca de su propia supervivencia existencial.

Es ese el principal foco de la adaptación televisiva de una de las novelas más relevantes de la última década. Unos personajes inolvidables, un extenso mapa social y político de la Europa del siglo XX, un enredado río de espionaje que confluye en un mar de aventuras y desventuras en donde el amor, los ideales y los errores se convierten en la moneda de cambio.

Millones de personas han leído esta novela, Dime quién soy, de la grandísima Julia Navarro, por lo que los spoilers no trascenderán demasiado, tanto si se presentan como si no. Por tanto, la historia ya la conocéis, y de poco sirve desmembrarla más allá de su sinopsis general.

Si bien, es de justicia adentrarse en esta adaptación que toma un punto de vista distinto al de la novela desde el principio, pero que no pierde a rasgos generales su esencia.

La idea debía estar clara desde el principio en el estudio de guionistas de la serie, en el cual ha participado activamente la escritora (junto a Piti Español, José Manuel Lorenzo): Pulir y agilizar la densidad literaria.

Algo que rara vez consigue mejorar un producto, cayendo estrepitosamente en aquello de la novela siempre es mejor.

Lo es, no cabe duda de que la obra de Julia Navarro es difícilmente abarcable con mejoría en una pantalla, pero quizá esta fuese la única forma narrativa posible para que 1100 páginas tuviesen la intriga y profundidad necesaria de una miniserie de 9 capítulos.

Dicho de otro modo, quitan ‘paja’ y nos cuelan en un tiempo y espacio que sin explicar demasiado, sabemos entender, queremos entender.

Dime quién soy, Movistar

La serie, a diferencia de la obra literaria, comienza con un prólogo escueto, protagonizado por Francis Lorenzo, en donde nos cambian el motivo del por qué enfrentarnos a la vida de Amelia y con una cronología distinta a la estructura de la novela, pero siempre con el enfoque original.

Es fácil pensar teniendo el libro en mente, que la serie avanza a empujones y demasiado fragmentada, pero creo que la fluidez y agilidad narrativa es lo suficientemente dinámica y cohesionada como para acompañar a la trama y a unos personajes que pronto se cuelan en la retina emocional del espectador.

Mi principal miedo era que la serie tomase un estilo demasiado generalista, el cual sin alejarse del todo, sí que traza unas líneas paralelas que discurren por senderos menos convencionalistas. Se atreve a mostrar un melodrama más crudo, gris y seductor que en otros productos nacionales de época que en otros productos más edulcorados.

Se atreve a mostrar un melodrama más crudo, gris y seductor que en otros productos nacionales de época que en otros productos más edulcorados.

El espionaje y el romance se unen en cada línea argumental, pero con el suficiente sentido, manteniendo la potencia literaria, y sin caer demasiado en lo sentimentalista; aunque en algún momento recurran sin necesidad a ciertas escenas y planos forzados. Algo que puede suceder también en el diseño artístico, con una ambientación y trato de la imagen mejorables.

Irene Escolar

Y es que la serie, pese a que descabalga en cierto en lo que a producción y estilo visual se  refiere, mantiene siempre una seductora presencia, encumbrada casi siempre por una inmensa Irene Escolar, cuya sutil y arrebatadora presencia le confieren a cada capítulo un plus de atractivo. La actriz encarna perfectamente a una mujer encerrada en un mundo y un tiempo que no le pertenece.

La actriz encarna perfectamente a una mujer encerrada en un mundo y un tiempo que no le pertenece.

Eduard Cortés, (The Pelayos, La vida de nadie, El payaso y el Führer…) es habitualmente un director solvente que sabe mantener el ritmo gracias a una febril edición acompasada con intensas bandas sonoras. Aquí lo vuelve a lograr. Se acompaña del cada vez más presente compositor Lucas Vidal para dotar cada capítulo de una música excitante y a veces estridente.

Sin embargo, la clave de esta serie debía ser sus personajes protagonistas, sobre todo ella, Amelia y los hombres -errores- que van jalonando su vida. Es ahí dónde debía estar la ocupación y preocupación del director, y, por ahora, lo va consiguiendo.

Oriol Pla, que repite en Movistar tras El día de mañana, empieza a estar acostumbrado a bucear en estas producciones melodramáticas de época, acompaña en los primeros episodios a Irene Escolar, junto con otro variopinto repertorio de nombres como Maria Pia Calzone, Pablo Derqui, Will Keen, Pierre Kiwitt o Stefan Weinert.

Si bien, pese a que no estamos ante una de las grandes series de la cadena de pago más influyente de España, no deja de ser un entretenimiento deseable. No aburre y despierta la suficiente intriga como para disfrutarla semana tras semana.

Tráiler de la serie Dime quién soy

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