Crítica sin spoilers de The vast of night, un Sci fi intimista de Amazon Prime

Nos hemos pasado la vida haciéndonos la pregunta de si somos los únicos, si hay alguien allá afuera. Rara vez nos paramos a pensar que para ellos, nosotros somos los otros; igual que para nosotros ellos son los otros. La vida es una paradoja difícil de entender y de aceptar, pero mirando hacia arriba uno puede llegar a comprender que estar solo en el universo es imposible; y que el final puede que sea el principio, o viceversa.

Es curioso que esta película no haya tenido aún el recorrido y repercusión que merece. Ni siquiera sabía de su existencia de no ser por el bueno de Alfonso Gutiérrez Caro. Suelo ser fiel a sus recomendaciones y tampoco ha errado esta vez con The Vast of night (2019).

Una dirección casi impecable, sumada a un fabuloso diseño de producción hacen de este producto algo que va más allá de lo meramente comercial. La verborrea insaciable de sus diálogos y el despliegue creativo de su lenguaje visual le aportan un dinamismo perpetuo incluso en mundanas escenas que quizá no sean tan mundanas.

Dicho de otro modo: se nota que hay pasión e intención en el guión y el rodaje. Algo que transmiten con todo el corazón posible al mundo de la radio local, no sólo como pretexto, sino como contexto. Casi un discurso meta radiofónico que hace que nos sumergimos de lleno en ese mágico y vibrante medio de comunicación.

Están aquí, están de verdad

Andrew Patterson recurre a una amplia gama de largos planos fijos, travellings y planos secuencia de grandísima calidad, repartidos inteligentemente a lo largo de la media hora de metraje y que ponen de manifiesto una también excelente dirección actoral e interpretaciones. Toda la intención narrativa subliminal se proyecta además con encuadres expresivos, pulcros y medidos que nos recuerdan u homenajean a clásicos como Twilight zone, Electric Dreams, Encuentros en la tercera fase o La guerra de los mundos.

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No en vano la historia se presenta al espectador adentrándose desde un televisor antiguo como si fuese un capítulo de una ficticia serie de Tv llamada Paradox Theatre Hour, que no es otra cosa que un tributo a La dimensión desconocida. Un mundo dentro de otro mundo.

Pero lo importante de ese mundo que nos presentan es que dentro tiene una historia seductora, que te deja pegado al sofá de igual forma que un túnel te engulle cuando dejas de ver luz tras de ti. La atmósfera inquietante y angustiosa te va atrapando a medida que la trama empieza a desmembrarse, sin dejar de construir poco a poco a unos personajes bien definidos y llamativos, cuasi ochenteros en su trato. Ese tipo de personajes entrañables que nos enamoran a primera vista.

Pero la época que pintan es la de los emocionantes años 50, que se trasladan a una pequeña ciudad de Nuevo México para ser el marco incomparable en donde dibujar un Sci fi local no excesivamente complejo pero gratamente envolvente y metafórico; al que no le viene nada mal ese trato de imagen fundido y tímidamente granulado.

El Sci fi está de moda, si es que alguna vez ha dejado de estarlo, pero en los últimos meses la tendencia intimista, poética con inclinación además al thriller inquietante en el género de la ciencia ficción está teniendo un potente auge de cantidad y en muchas ocasiones calidad en cuanto nuevas producciones o reboot, sea en cine o en series.

Lo que hace tiempo era un simple salpicadura de obras de gran calidad como Interestelar, La llegada, Coherence, Ex machina o I origins; hoy día se ha convertido en una tendencia.
Salvando las decepcionantes remasterizaciones de Cuentos asombrosos o Snowpiercer, encontramos piezas preciosas de la pequeña y gran pantalla como DEVS, Tales from the loop o las inminentes adaptaciones de Asimov, Foundation; o Brave new world, de Aldous Huxley.

En cuanto al reparto, tanto un tal Jake Horowitz como una tal Sierra McCormick están de cine, nunca mejor dicho, pero también de radio pues sus voces nos acompañan tanto como su imagen. Sin desmerecer la labor encomiable del doblaje, probad a verla en versión original. El sonido real de sus voces tiene un plus añadido de misterio y sugestividad respecto al doblaje. Se agradece muy mucho en esta ocasión.

Teniendo en cuenta que el ochenta por ciento de la trama se desvela a través de eternos diálogos y conversaciones, poniendo el valor de la palabra en relieve, se requiere de una implicada atención del espectador por escuchar, algo inherente en la radio. Sin embargo, ese ritmo radiofónico de planos fijos y negros sostenidos no se hace tedioso gracias a un sutil y talentoso uso de la iluminación y el montaje sonoro.

Puede que la originalidad del argumento no sea la nota más alta del filme, pues nos devuelve la mirada a sitios en los que ya hemos estado muchas veces en el cine y la literatura, pero sí que se sale de lo convencional con su lenguaje narrativo y su encanto visual.

Está realizada con un gusto y elegancia cinematográfica muy de alabar siendo una ópera prima, y por ello esta propuesta de Amazon Prime se cuela en el top de las cintas interesantes que ver este verano.

Tráiler de la película The Vast of night

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