Downton Abbey La serie clasista y machista que me fascina

Desde que veo Downton Abbey (acabo de iniciar la tercera temporada), camino más recta, como si me hubiera tragado un corsé, llamo a mi marido señor Zaplana y me visto de gala a la hora de la cena. Tal es la fascinación que me produce esta serie que sigue los devenires de una familia aristocrática inglesa y de sus sirvientes a principios del siglo XX.

Downton Abbey es una serie con una ambientación cuidadísima y la interpretación de los actores es magistral. Los personajes se enfrentan a los problemas que se les plantean sin grandes sobresaltos para el espectador.

Ofrece un placer pausado, aunque haya finales tristes en algunas de las historias. El tema que aborda es la adaptación de la vida tradicional inglesa a los cambios del siglo XX, y nos recuerda a aquella otra serie de los 70, con un título mucho más descriptivo: “Arriba y abajo”.

Puedes leer otro de nuestros artículos, sobre las mujeres en la serie de televisión, haciendo clic en el enlace.

Downton abbey personajes

Veamos qué ocurre arriba y abajo en la mansión Downton Abbey.

Arriba encontramos a lord Grantham, a su mujer, a su madre, a sus tres hijas en edad de casarse y al heredero de la casa y a su madre. Abajo, el papel de papá y mamá de toda la galería de lacayos, sirvientas y demás aristocracia subterránea lo ejercen el mayordomo principal y el ama de llaves.

Arriba ninguno de los personajes resulta ridículo ni malvado, todos son dignos, inteligentes, paternalistas con los criados, con altos ideales, a excepción de alguna peleilla entre dos de las hermanas, nada grave. Abajo encontramos personajes caricaturescos, como el mayordomo, empeñado en seguir las tradiciones a rajatabla, o como la ayudante de cocina, tan ingenua que genera lástima.

También vemos personajes malvados como el lacayo (un homosexual resentido) o la doncella personal de la señora (una solterona insatisfecha y vengativa). Se salvan de este museo de los horrores la primera doncella, el ayudante de cámara y el ama de llaves.

Hasta tal es el punto de diferenciación de caracteres entre arriba y abajo, que uno de los sirvientes se casa con una de las hijas nobles y el toque cómico e incluso ridículo que mostraba se torna en serenidad y aplomo, cosas de emparentar con la aristocracia.

Tenemos el panorama de arriba y abajo. Ahora toca el de izquierda y derecha.

Las mujeres, da igual su procedencia social, son taimadas y manipuladoras, siempre andan liadas en trifulcas con otras de su mismo género. Y el toque de dignidad lo adquieren cuando apoyan incondicionalmente a sus parejas. Pongo un ejemplo, lord Grantham dilapida la fortuna personal de su mujer con un mal negocio y esta se muestra encantada de estar ahí para ayudarle a superar su decepción.

Los hombres exponen claras sus afrentas y tienen un código de honor que marca su comportamiento. En las únicas situaciones donde se salen de este código son en las que están manipulados por una mujer. La excepción es el lacayo-homosexual-resentido, pero él es pobre y gay, no cuenta.

Aquí he expuesto algunas pinceladas del clasismo y del machismo que emana de los elegantes fotogramas.

Downton Abbey es una serie muy agradable, aunque en las costuras ves las puntadas de su creador, Julian Fellowes, un señor nacido en el Egipto colonial, hijo de diplomático británico y actual militante del Partido Conservador.

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