Análisis sin spoilers de la serie Troya

Troya: La caída de una ciudad’ es una nueva versión cinematográfica de la famosa Guerra que enfrentó a la Liga de Polis Griegas contra Ilion (Troya) aproximadamente en el siglo XIII a.C., descrita entre otras tantas fuentes, en la ‘Iliada’ de Homero. Todavía bajo la alargada sombra de la versión de 2004, dirigida por Wolfgang Petersen y protagonizada por Brad Pitt, Netflix y la BBC han unido sus fuerzas para darle una nueva vuelta de tuerca al mito clásico, en una versión totalmente prescindible que, a mi humilde entender, se queda en un quiero y no puedo.

Tristemente, parece ser que lo más destacable de la serie, y lo único que quedará para el recuerdo o que resultará mínimamente reseñable, es la elección de actores de ascendencia africana para la interpretación de dioses y héroes clásicos griegos, en papeles tan relevantes como Zeus o Aquiles. Detractores del revisionismo étnico y gente a favor de la integración de actores de color en universos tradicionalmente blancos, se han lanzado al debate en las redes, sin siquiera haber visto un solo capítulo de la serie.

Con los presupuestos a los que nos tiene acostumbrados Netflix (recordemos que algunos de los capítulos, temporadas y series más caras de la historia son suyas), y el supuesto rigor histórico del que presume la BBC (y del que hemos disfrutado en otras producciones históricas como Roma), no entendemos cómo el resultado de esta colaboración ha sido este producto tan carente de magia, con extras y decorados tan pobres, ni cómo puede haber tantas incorrecciones históricas, como sillas de montar, vallas o familias de pastores poseyendo media docena de caballos (el equivalente de nuestra época sería como si un mileurista tuviera varios ferraris aparcados en la puerta de su casa).

Comparativa de las distintas Troyas

Todos hemos oído hablar del Caballo de Troya. También forma parte de la cultura general la inteligencia de Odiseo, la megalomanía de Agamenón, la nobleza de Héctor o las ansias de inmortalidad de Aquiles. Después de que esta historia haya sido llevada a la pantalla una decena de veces, siempre con algunas carencias, parecía una buena oportunidad para hacer una producción que estuviera a la altura… pero no ha sido así.

Si las viejas películas, como la de Robert Wise de 1956, pecaban de falta de rigor histórico (bien porque en la época no se tenían los conocimientos que se tienen hoy en día, bien porque no se le daba la importancia necesaria), ya no hay ninguna excusa para caer en anacronismos o para obviar la riqueza de la cultura militar de los distintos países que formaban lo que hoy en día conocemos como Grecia. Esto sí aparece bien reflejado en la obra de Petersen de 2004 en donde se aprecian las diferentes armas, escudos y armaduras que cada griego llevaba a la batalla, pues cada ciudadano era responsable de su propio equipo, y pocos países tenían un uniforme militar (como era el caso de Esparta).

El gran fallo de la versión de Petersen es, desde mi punto de vista, la ausencia de los dioses. Sin ellos, la historia que en su día nos quiso transmitir Homero, y que representa toda la idiosincrasia de la Grecia Clásica, no tiene sentido. Parecía que en la versión de Netflix iban a cambiar este aspecto, pero las apariciones de los dioses Olímpicos son escasas, poco motivadas y confusas, dando a entender al espectador del siglo XXI que, más que los señores del universo que controlan el destino de los mortales, son un grupo de demonios furiosos tratando de influir en una contienda que les queda grande. Penoso.

Polémica Racial en Troya.

Para dar un poco de contexto, empezaré hablando de la polémica que estalló hace poco en Inglaterra. Las autoridades hicieron un vídeo dirigido a explicar a los jóvenes alumnos de los colegios cómo fue la conquista del ejército romano sobre Britania. Este metraje de animación estaba protagonizado por un legionario negro. Pronto algunos líderes de la supremacía blanca pusieron el grito en el cielo, diciendo que, por el bien de la corrección política, se estaba maquillando la historia poniendo a personas de ascendencia africana en lugares y roles que no les correspondían.

No tardaron mucho las voces autorizadas, de profesores y catedráticos de Historia, en asegurar que bien podría haber sido una persona de etnia africana el encargado de liderar las legiones hacia el interior de Britania, como podría haber sido un judío, un egipcio, un galo o un dacio: en contra de lo que pudieron mostrarnos las películas clásicas de Hollywood, Roma era un lugar multicultural lleno de personas de diferentes religiones, procedencias y colores de piel que vivían bajo el crisol del imperio, motivado por su pragmatismo. Uno de los mayores ejemplos de esta multiculturalidad es que tuvieron varios emperadores de etnia africana, entre ellos, Séptimo Severo.

Dicho esto, cabe destacar que la antigua Grecia no era sí, sino más bien, todo lo contrario. La antigua Grecia era un lugar altamente racista, cuyos distintos países estaban gobernados por familias nobles endogámicas que casi nunca se casaban con extranjeros, y que creaban leyes que siempre perjudicaban a aquél que era diferente o que no había nacido allí. Los escultores de la época nos dejaron claramente representados como se imaginaban a sus dioses, a imagen y semejanza de ellos mismos y sus cánones de belleza: musculosos, de rasgos finos y caucásicos. La característica más admirada en las mujeres era la palidez de su piel.

Por ello, sorprende la elección de Hakeem Kae-Kazim, actor angloafricano, para interpretar a Zeus, el rey y padre de los dioses griegos. En la misma línea, Shamilla Miller interpreta a Atenea, descrita en la propia Iliada como la diosa “con los brazos blancos como la nieve”; Thando Bulane-Hopa es Artemisa, y Aquiles es interpretado por David Gyasi. Desde mi punto de vista, que espero que no sea entendido como racista, esto es semejante a poner a un asiático a interpretar al dios vikingo Odín, o a un blanco a hacer de Otelo en Hamlet o del dios africano Anansi: una falta de coherencia con el tiempo que se intenta reflejar en la obra. Si la serie de Troya fuera una adaptación ambientada en el siglo XXI, donde Barack Obama ha sido presidente de los Estados Unidos, no habría ningún problema en que Zeus fuera negro, pero honestamente, no creo que sea creíble que un griego caucásico del siglo XIII a.C. adorara a un dios que tuviera un color de piel distinto al suyo.

Conclusión sobre la serie de Troya

La gran serie que represente como se merece la Guerra de Troya todavía está por llegar. Mientras tanto, podéis ver esta versión descafeinada de Netflix y la BBC para pasar el rato. Los que estén esperando un nuevo Juego de Tronos con regusto histórico, corred en dirección contraria: os habéis equivocado de sitio. Aquellos que hayáis quedado maravillados por obras de alto presupuesto como Marco Polo o Altered Carbon, no esperéis encontrar una milésima parte del detalle que tienen esas obras. Los fans de Roma o Vikingos también se sentirán decepcionados. Si vienes buscando la acción de películas como Troya o 300, tampoco has acertado. Solo se la recomiendo a los muy fans de la Iliada, bien para que tengan su dosis de cine afín, bien para que puedan despotricar a gusto de esta versión.

Tráiler de la serie Troya de Netflix

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17 COMENTARIOS

  1. Concuerdo!! Tiene cosas muy interesante como el sacrificio de agamenon a su hija! Pero con lo que respecta a un aquiles y zeus negro la embarraron mal me parece ridículo mas halla q la interpretación de los actores es genial y actuan muy bien pero….. es como decis, no es nada racista ni mucho menos pero es como ver a un odin que sea asiatico… no tiene mucha credibilidad que al fin de al cabo es lo que la gente busca al mirar hechos históricos pasados a la tv.. Saludos

    • Hola Daniel: la escena de Agamenón es muy interesante, pero la he visto mejor representada en otras películas inspiradas en La Iliada. En cuanto a los actores, fantásticos, pero al igual que tú opino que rompen un poco la ambientación. En general, a la serie le falta mucha magia y mucho presupuesto. Toda una decepción, especialmente, viniendo de Netflix y de la BBC.

  2. Pues a mi me encanto la narrativa y las actuaciones de lujo todas (menos la de Héctor que parecía con cara de estreñimiento todo el tiempo). He de reconocer que tiene muchísimas fallas históricas, y la elección de actores negros en papeles de dioses y héroes griegos deja mucho que desear y hasta casi me hizo dejar de verla. La tapa fue cuando Ifigenia dijo que Aquiles era guapo… Y luego con el negrote que salen, imponente sí, pero de guapo nada jaja.

    • Jaja. Bueno, lo de si este Aquiles es guapo o no lo dejo a gusto de cada uno. Desde luego que David Gyasi es un gran actor, y desde mi punto de vista, su actuación de Aquiles me parece más fiel a la original que la de Brad Pitt (lo que también me lleva a decir que, aunque las descripciones históricas hablan de gente rubia con los ojos azules en la Antigua Grecia, desde luego no eran mayoritarios, y yo nunca me imaginé así a Aquiles, y en su día Brad Pitt también me chirrió mucho para la ambientación, aunque se lo perdoné por esa magnífica armadura de mirmidón que bien les hizo merecedores del Óscar al mejor vestuario).

      Una pregunta Pedro: ¿recomiendas alguna película o serie de la Grecia Clásica para quitarnos el mal sabor de boca? Muchas gracias por comentar.

      • La verdad es que Hollywood y Netflix siempre se toman demasiadas libertades para según ellos vender más. Diría que la que más me gusto sería furia de titanes, la versión de los 80 no la última. No se si por la edad que tenia cuando la vi, pero tenia cierta magia. Obvio que la ves ahora y los efectos especiales te parecen de quinta.

        • Que casualidad: Furia de Titanes (la vieja, por supuesto), también es mi película favorita del género. Aunque los efectos especiales de Stop Motions y plastilina estén muy obsoletos, esta película sigue teniendo más magia que la mayoría de las que se hacen recientemente con esta ambientación. Gracias por la sugerencia: voy a reeverla esta misma tarde.

  3. La verdad termine de ver la serie sin mucha expectativa y solo porque regularmente termino lo que empiezo. Es cierto, no es cautivante y hay poca química entre los actores que deberían ser principales (Paris – Alejandro y Helena). Me llamó la atención la falta de apego en momentos igual de importantes para la la historia homérica. ¿Dónde quedó la batalla de Héctor vs Ajax? Otra, Pandaro no muere de esa manera y es incluso él quien hiere a Menelao, salvando a Aquiles de su muerte en enfrentamiento individual que tuvieron… en fin son varios errores de apego. Amén de las vestimentas y lo ya dicho al respecto de los pastores y otros detalles. Un buen esfuerzo por parte de Netflix y la BBC, pero desafortunadamente un mal resultado. Saludos desde México!

    • Hola Irivin:

      Pues sí, creo que tienes razón en lo que dices: una cosa es no hacer una versión palabra por palabra de la Iliada, y otra muy distinta, desperdiciar algunas de las mejores escenas de la historia, o alternar la relación y química de los personajes sustancialmente sin un objetivo claro. Lo que me da rabia es que creo de corazón que Netflix y la BBC se podrían haber esforzado mucho más para hacer este proyecto, tanto económica como creativamente. Muchas gracias por comentar y un saludo a todos los compadres que tenemos en México.

      • Saludos!
        Claro, claro, se trata de una adaptación incluso de una interpretación y coincido se pudieron esforzar un poco más para evitar caer lugares comunes, simplistas. Y ese esfuerzo por ser políticamente correctos e incluyentes, creo que perjudicó más de lo que ayudó. Otra cosa que por ejemplo me pareció innecesaria fue la escena bisexual entre Aquiles, Patroclo y la chica. Y no es que me cause escozor el tema. Simplemente era injustificada la escena ya que no habían mostrado una conexión antes de los personajes y se vio algo forzado que con apenas una poco de buen trato la chica se enamorara de ambos.
        En fin varios detalles que la hacen más criticable que admirable. Y más dentro del género épico que estoy seguro tiene millones de fans en el mundo.
        Vayan de vuelta los saludos. Hasta siempre!

  4. Coincido plenamente con la opinión la crítica. Me ha decepcionado mucho ya que de la BBC siempre se espera una producción de calidad, rigor histórico y fidelidad con la obra original.
    Por otra parte, a partir del tercer episodio la serie empieza a hacerse repetitiva y aburrida. Es una lástima.

    • Hola 2001:

      Sí, es una pena que la serie deje ese mal sabor de boca, no solo por los fallos y licencias históricas, que podrían perdonarse bajo la excusa de que es una versión muy personal, sino porque el ritmo es lento (como tú dices), algunos decorados se ven un poco de cartón piedra, algunos extras no se saben muy bien que están haciendo; los vestuarios son muy planos…
      Muchas gracias por tu comentario. ¿Nos recomiendas alguna serie?

      • Muchas gracias por tu réplica.
        Respecto a series a recomendar de género histórico me gustaron mucho The White Queen y The White Princess, por ejemplo. Tengo muchas ganas de ver The Wolf Hall.
        De entre otras series (comedia) que me han dejado muy buen recuerdo y han tenido menos repercusión Braindead

        • The Wolf Hall tiene muy buena pinta; Braindead me la han recomendado ya un par de veces en los comentarios, así que habrá que verla 😉
          P.D: No sé si has visto Roma; esa sí es una gran serie histórica con mayúsculas. Una coproducción de la BBC y la HBO con unos actores impresionantes, unos decorados magníficos, y aunque con sus licencias, una ambientación histórica de lujo.

  5. ¡Hola de nuevo!
    Quería preguntarte sobre Roma. Yo tenía la impresión por comentarios de algunos amigos que Roma basaba su éxito y casi su argumento en un exceso de violencia, casi gore, y de sexo, por lo que decliné verla ya que mi interés va más por el aspecto histórico y la calidad en sí de la producción.
    Po otro lado, he recordado una serie histórica que me gustó mucho hará unos dos años, «Grigory R.» es una producción rusa sobre la vida de Rasputín vista a través de los ojos de un investigador especial nombrado por Kerensky con el objetivo de probar que Rasputín era un impostor, desmontando el halo de santidad que tenía en vida.
    No sé si la habrás comentado ya, si no la recomiendo. Como todas las producciones rusas tiene un ritmo parsimonioso aunque engancha sin el presupuesto de las productoras americanas.

    • Hola 2001
      Desde mi punto de vista, Roma es una de las mejores series históricas de todos los tiempos. La calidad es espectacular: desde los actores (algunos de ellos se hicieron muy famosos después de su paso por esta serie, como Ray Stevenson o Indira Varma, a la que hemos visto recientemente en Juego de Tronos), a los decorados (rodados en la verdadera Roma en los estudios de Cinecittà, con un set de rodaje de 20.000 metros cuadrados), pasando por el guión (hecho en la época dorada de la HBO, con el apoyo de la BBC y de la RAI italiana) y, sobre todo, la ambientación.

      Si has oído hablar tanto del sexo y de la sangre, probablemente sea por el contexto de la época en la que se estrenó la serie: tienes que darte cuenta de que Roma vio la luz en el 2005. Por aquél entonces, nadie había visto nada así: ver una teta en una serie de televisión era prácticamente imposible. Tres cuartas partes de lo mismo con un charco de sangre. Es por eso que llamó muchísimo la atención lo cruda que era la serie. Pero vamos, hoy en día, en 2018, nadie mayor de edad arqueará una ceja por los niveles de sangre y sexo de la serie. Para que te hagas una idea, son muy del estilo del que puedes encontrar en Juego de Tronos (incluso algo menos gratuitos). No estamos hablando de una serie como Espartaco, sangre y arena, donde los desnudos y la violencia, aunque bastante bien contextualizada, suelen ser muy gratuitos, sino de una serie donde el sexo y la violencia son utilizadas como herramienta para mostrar la naturaleza del ser humano, y para que nos demos cuenta que las personas y su civilización no han avanzado tanto en los últimos 2.000 años. Sí es verdad que en la segunda temporada tiene una escena de sexo sadomasoquista bastante impactante, pero creo que no queda forzada, ya que intenta expresar el perfil psicológico de las dos personas que intervienen en ella.

      Sexo y violencia aparte, Roma es la producción internacional que he visto que mejor muestra que fue el Imperio Romano. Lejos de la Roma idealizada que Hollywood nos ha mostrado en sus películas, aquí aparece como un lugar sucio, de calles estrechas y laberínticas, pero también llena de personas de distintas etnias y religiones que conviven bajo el pragmatismo de Roma. Además, el contexto histórico elegido para ubicar la serie es espectacular: el paso de la República al Imperio, y los momentos que desencadenaron estos acontecimientos que marcaron el devenir de la historia de la humanidad, quedan muy bien plasmados, aunque un poco aturullados.

      Vamos, resumiendo: que te la recomiendo mucho. Es una de mis series favoritas en general, y en particular, en el género de novela histórica. Si decides echarle un vistazo, por favor cuéntame luego que te ha parecido. Yo por mi parte tomo tu recomendación de ver Grigory R y la apunto en mi lista.

      • Muchas gracias por tu aclaradora respuesta. Creo que has captado plenamente mi inquietud. No es que me preocupe el sexo y la sangre si están bien contextualizados, me preocupa que sean los argumentos utilizados para ganar el favor o la atención general, y que sin ellos el producto sea ramplón o aburrido.
        Recogeré tu magnífica recomendación.

  6. Buenas noches:
    Ahora estoy empezando a ver la serie Troya. Como dicen muchas veces los expertos, una serie o una película son productos de ficción pensados para entretener, no para enseñar. Quien quiera aprender, que se vea un documental o se lea un libro.
    a mí el primer episodio me está entreteniendo y haciendo pasar un buen rato y eso me basta.
    en cuanto a los anacronismos, la introducción de diversas etnias, etc., a mí no me desagrada que se hagan remakes de ese tipo.
    La gente se escandaliza bastante ahora por la orientación que está tomando la revisión de algunos clásicos y el supuesto «adoctrinamiento» que encierran. Deberíamos recordar, sobre todo los que hemos sido niños en los 80, series como «La Vuelta al Mundo de Willy Fog» o «D’Artacan y Los Tres Mosqueperros», donde los guionistas reescribían y adaptaban los personajes y las situaciones para transmitir valores y enseñanzas que estaban muy lejos de la intención original de los autores de esos clásicos inolvidables de aventuras. Lo mismo podría decirse de El cid, Ivanhoe, Robin Hood, Sandokán, etc.
    Pensemos en «Los Tres Mosqueteros» o en el personaje Sherlock Holmes, que han sido adaptados al cine y a la televisión de todas las formas posibles. Creo que son esas adaptaciones las que hacen que los personajes se mantengan vivos. Desde que una obra se convierte en un clásico, los personajes dejan de pertenecer al autor y se convierten en propiedad de los lectores y el público. Como ejemplo, la expresión más popular de Sherlock Holmes, «Elemental, querido Watson», nunca aparece en la obra de Conan Doyle, y sin embargo se ha convertido en la «seña de identidad» del personaje.

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