Analizamos el inicio de la 10ª temporada de Sobrenatural “Black”
Esta semana arrancaba la décima temporada de Sobrenatural, el camino ha sido largo hasta aquí. Black era una interesante desviación del típico inicio de temporada de la serie. Tras la gran revelación del demonio Dean (Deanmon) en el final de la novena temporada, los fans pasaron el hiatus esperando con impaciencia lo que podía traer la temporada 10.
Añadiendo esto a la emoción de la temporada de convenciones, el resultado final eran altas expectativas por el inicio de temporada. Tengo que admitir totalmente que tenía tales expectativas, una fan emocionada como soy yo, y aún así, tras ver el capítulo, no puedo evitar sentirme… decepcionada.
Convirtiendo a Dean en un demonio es un golpe genial. Sobrenatural ha supuesto durante mucho tiempo que Dean es un gran cazador de monstruos porque es un ser humano dañado, así que emocionalmente no puede encajar en la sociedad normal. Black lleva este punto a su conclusión natural, literalmente convirtiendo a Dean en un monstruo que normalmente cazaría. Sam era el único que mantenía a Dean bajo control de perder su humanidad, y gracias a Crowley y a la Marca de Caín, ahora incluso no tiene eso.
Así que, ¿qué hace Dean con estas nuevas habilidades? ¿Se convierte en el príncipe del infierno? ¿Caza monstruos más efectivamente que nunca? ¿O pasa la mayor parte de su tiempo en pantalla bebiendo, echando un polvo, y cantando horriblemente en el karaoke? Sobrenatural elige esta última opción, lo que empieza de manera divertida, pero enseguida se convierte en agua pasada. Dean todavía tiene algunas breves peleas con demonios rivales, pero el tema abrumador del capítulo es que siendo un demonio le ha hecho más blandito que un monstruo macarra, como debería ser. No me entendáis mal, es un gran momento del personaje y gran metáfora para la depresión bien establecida de Dean. Pero para una serie sobre cazadores luchando contra demonios, realmente ralentiza el ritmo hacia abajo. Sobrenatural es en su mejor evolución cuando se equilibra con desarrollos de personaje con encuentros de monstruos, y este capítulo no acaba de darle a ese acorde.
Aún así, no estoy segura que pueda echarle la culpa a Black por eso. Los inicios de Sobrenatural tienden a ser los capítulos más débiles de cada temporada, centrándose en tramos de la trama a largo plazo en lugar de historias independientes. Los conceptos introducidos aquí probablemente tendrán grandes beneficios después, pero para un primer capítulo, viendo a Dean beber y portándose mal consigue cansar después de un rato. Los argumentos secundarios están un poco más equilibrados, como Castiel rastreando a ángeles renegados que quieren que les dejen en paz. El episodio además introduce a un villano de apariencia humana con un problema personal contra Dean, pero no se toma mucho tiempo explorando el por qué, todavía. Es casi como que Sobrenatural planeó un inicio de dos horas donde todo iba a algún sitio, pero nos dio la primera mitad para ver. Desde que el capítulo acaba en un cliffhanger, quizás eso sea lo que literalmente pasó.
Afortunadamente, las interpretaciones de todos ayudan a compensar eso. Jared Padalecki se lanza de nuevo en el papel de hermano preocupado tras la incomoda ruptura que Sam y Dean tuvieron en la pasada temporada. El Castiel de Misha Collins finalmente parece estar uniéndose con la humanidad, pero su enfermedad y la violencia de sus compañeros ángeles ahora pesa más que nunca. Y Mark Sheppard continua robando la serie como Crowley...aunque no se si podría acostumbrarme alguna vez de ver a Dean y Crowley saliendo y jugando al futbolín juntos.
Como decía al principio adoro Sobrenatural y tengo grandes esperanzas en esta temporada, creo que aún así, este episodio fue el más lento y menos cinematográfico desde hace mucho. Normalmente, los finales de temporada de Sobrenatural presentan un evento de giro crucial que nos prepara para el arco de historia para la próxima temporada, así era en la sorpresa con el accidente del camión en la primera temporada, el alzamiento de Lucifer en la cuarta temporada, o incluso la caída de los ángeles en la octava temporada. La única atípica ha sido la sexta temporada, pero eso se recogió rápidamente con el giro de argumento donde Sam Winchester y Samuel Campbell habían sido revividos. La novena temporada nos deja con el cliffhanger final del demonio Dean, pero en lugar de recoger y empezar la línea argumental de la décima temporada, el inicio solo parecía continuar la historia tal cual.
El Black de Sobrenatural tiene un gran gancho, pero pasa demasiado tiempo dejando al Deanmon revolcándose en su propia miseria. Los desarrollos de personaje y actuaciones a través de todo el elenco son de categoría, pero la historia realmente no va a ninguna parte, probablemente porque lo mejor se reserve para futuros capítulos. Esperamos que el próximo episodio recogerá las cosas un poco, pero hasta entonces, es difícil decir si la vuelta de Sobrenatural vuelve a su gloria anterior por ahora.
Black probablemente significará más para los fans de siempre que a los nuevos espectadores, pero no obstante, es un capítulo perfectamente adecuado. Aquí la esperanza recae en lo que podrán construir los siguientes capítulos a raíz de este inicio.
