Desde siempre, ciencia y religión han tenido un poderoso y (a priori) un debate sin fin. Cada bando aporta sus pruebas y teorías acerca de como se creó el mundo, el universo, la vida y lo que ocurre después de la muerte. Muchos autores han ahondado y se han posicionado en este debate, y algunas películas se han atrevido a hacerlo también, como lo fue Ágora, de Alejandro Amenábar o de la que me gustaría hablar hoy, Orígenes.
Orígenes es una película del año 2014, que a pesar de ser bastante desconocida e independiente, logró alzarse con el premio a mejor película del festival de Sitges. La película nos cuenta la historia de Ian Gray, un joven científico que se dedica a seguir la evolución del ojo. Si consigue reconstruir la  evolución completa, demostraría que la teoría del creacionismo no es válida, ya que seria comprobable que tanto los animales como los seres humanos fueron evolucionando.
Sin embargo, un día conoce a una mujer que tiene unos ojos preciosos, y comienza a salir con ella. Es una joven que no cree en la ciencia a pies juntillas, y cree que hay algo más que no alcanza a nuestro conocimiento. Y por diversos motivos que no detallaré aquí para evitar destripar algunos giros importantes de la trama, nuestro protagonista se replantea todo lo que anteriormente ni siquiera dudaba.
En primer lugar, me gustaría alabar el papel de los protagonistas. Michael Pitt hace una maravillosa actuación, a la altura de la que realizó para el remake de Funny Games en 2007. Y Brit Marling, a pesar de tener menos tiempo en pantalla, consigue hacerse con el protagonismo en más de una ocasión, y realiza una labor tan buena como en Otra Tierra (2011).
El segundo gran acierto de la película, a mi juicio, es usar el ojo humano como leitmotiv de la trama. A lo largo de toda la obra veremos multitud de ojos, y sinceramente, me parece un nexo estupendo para unir partes, ya que suponen un plano maravilloso. Y por mencionar algo más, la banda sonora es increíble, destacando en gran medida esta canción:

Tengo que reconocerlo, siempre que alguien me recomienda una película independiente me entran unas ganas tremendas de verla. Y en muchas ocasiones, son grandes películas que no suelen llegar al gran público, lo cual es una verdadera pena. El cine independiente se atreve a arriesgar y llegar donde el cine más comercial no Hollywood no se atreve a pisar. Y creo que Orígenes, junto a otros honrosos ejemplos del cine «menos conocido» como podrían ser Coherence (del cual puedes leer un análisis sobre el final aquí), Hacia rutas salvajes, Mustang e incluso los 400 golpes dan fama, prestigio y visibilidad a una nueva hornada de directores, con ganas e ideas renovadas.
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